jueves, 29 de marzo de 2012

Eventos para Recaudación de Fondos para 9º grado

En el Instituto SPAC es tradición que los alumnos próximos a graduarse realicen una serie de eventos para recaudar fondos e irse de viaje o realizar una fiesta para festejar la conclusión de cada etapa de estudios. En esta ocasión, los alumnos de noveno están organizando dos eventos diferentes que no te puedes perder: 27 de Abril: tardeada de sexto año en adelante en el lugar de moda Disco Rockie 


28 de Abril noche de fiesta en el mejor lugar para los adultos contemporáneos 



 

lunes, 26 de marzo de 2012

¿Quién será la Reina ISPAC?


El próximo viernes 30 de marzo a las 8:30 p.m. se llevará a cabo el concurso de la reina de la preparatoria ISPAC  en las instalaciones de la primaria.
Los esperamos en este evento que se ha hecho toda una tradición en el Colegio.

lunes, 19 de marzo de 2012

Ex-Alumno de la semana: José Carlos Flores

Mi nombre es José Carlos Flores, tengo 20 años y actualmente estudio el cuarto semestre de Ingeniero Industrial y de Sistemas en el Tecnológico de Monterrey campus Monterrey, soy de la décima generación 2007-2010 del ISPAC. El haber estudiado en el ISPAC me dio las bases y los valores para ser quien soy hoy. El ISPAC es una escuela que te brinda una educación muy completa y no solo académica sino que forma personas con muchos valores que aunque uno cree que es tedioso estar escuchando “las virtudes del mes” te das cuenta más tarde que gracias a eso te diferencias de muchas personas en la universidad. 
En el ISPAC existen diferentes actividades extracurriculares que muchas veces pueden parecer aburridas o innecesarias pero gracias a este tipo de cosas cuando estás en la Universidad te das cuenta que eres capaz de estar en grupos estudiantiles o participar en los diferentes eventos que hay como son los congresos, simposios, foros, etc. Hasta ahorita he participado en diferentes eventos como es el Congreso de Ingeniería Industrial  XVII donde estuve en el área de eventos y el Foro de Ingeniería Industrial: Indsite 2011.

Actualmente estoy en un evento que se llama Hi! Tec Fest, que es un evento para los alumnos de nuevo ingreso donde durante cuatro días se les hacen diferentes actividades como rallys y conferencias para que aprendan acerca del Tec y de su carrera, así mismo, conocen nuevos amigos. Participe en este evento en Enero 2012 donde junto con los otros líderes nos encargamos de 200 alumnos y actualmente se está organizando el mismo evento para Agosto 2012 en el cual estamos esperando un mínimo de 500 alumnos de nuevo ingreso que vienen de diferentes partes de la republica e incluso extranjeros.

Evento Hi! Tec ENE12
Congreso XVII, en esta foto somos todos los que participamos en el evento para recibiralrededor de 1000 personas para el congreso, estoy en medio del lado izquierdo.



miércoles, 14 de marzo de 2012

RAFAEL SANDOVAL, ganador iPad 2

El día de ayer Rafael Sandoval, ganador de nuestro concurso recogió su premio en nuestras instalaciones. Muchas gracias a todas las personas que hicieron este concurso tan exitoso. La directora de nuestro colegio Miss Cuqui Leal y Mauricio Leal entregaron el premio. 

¡FELICIDADES!

lunes, 12 de marzo de 2012

Ex-Alumno de la semana: Fernando José Barrera Baumgarten

Ciudad de México, Distrito Federal
 09 Marzo del 2012
“…nos gustaría saber un poco más de ti: platicanos ¿Qué diferencia marco ISPAC para los logros que has obtenido en tu vida?... platicanos algo de tu vida actual?...(sic)” fue el cuestionamiento planteado.

Para quienes no me conozcan, mi nombre es Fernando José Barrera Baumgarten, soy mexicano, originario de Guadalajara, Jalisco, pero con residencia en Puerto Vallarta desde 1988 al 2006, año desde el cual resido en la Ciudad de México a efecto de continuar mis estudios, y orgullosamente puedo decir que soy de los pocos que a la fecha pueden presumir una estancia de 15 años en ISPAC, desde preescolar hasta preparatoria, sólo superado por aquéllos, también muy pocos, que pueden aseverar 16 años por haber empezado sus días en dicha institución desde maternal.
 

Hace ya casi seis años egresé de ISPAC, y hoy estoy a escasos 3 meses de graduarme de la carrera de Derecho en la Universidad Panamericana. Veo en retrospectiva y me pregunto qué me dejó ISPAC. Recuerdo con cariño “misses”, maestros y profesores extraordinarios, recuerdo libros, instalaciones, canchas y salones, por supuesto vienen a mi mente las imágenes de entrañables amigos casi hermanos, y alguna que otra experiencia amarga a lo largo de esos 5,479 días de mi vida; pero seamos sinceros, muy probablemente todo eso lo hubiera podido encontrar en cualquier otra escuela de un nivel similar al de ISPAC en Vallarta, que dicho sea de paso, son pocas, aún hoy en día.
En alguna de las múltiples ocasiones que paré en las oficinas de Miss Cuqui tuve conciencia de lo anterior; parafraseándola señaló que ISPAC era una empresa, y comercialmente ella como empresaria estaba obligada a competir en el mercado si no quería desaparecer subsumida por escuelas que hoy por hoy ofrecen poco menos que clases de alpinismo en Vallarta, y eso lo lograba con mejores instalaciones, mejores maestros, mejor nivel académico y demás. Cabe señalar que eso sucedió en preparatoria, por lo cual ya podía preguntarme críticamente qué hacía yo en ISPAC, es decir, porqué esa escuela y no otra que probablemente podía ofrecerme el mismo o mejor nivel académico, la misma o mejor infraestructura, y donde muy seguramente conocería a otros amigos y así agrandar mi red social. Verdaderamente en ese momento no realicé ninguna valoración crítica al respecto, simplemente me sentí derrotado ante una aplastante y muy válida respuesta de la Directora General de la escuela: ISPAC es una empresa y debe ofrecer lo mejor al mercado, y si no me gusta podía irme. ¿Qué se hace ante eso? ¿Cómo se desarma a una verdad con escudo de acero que te atraviesa los flancos indefectiblemente con lanza de razón? ¿Por qué me quedé en ISPAC? En ese momento no lo supe, y lo único que pude responder fue: “porque me gusta, porque es una buena escuela”.

Las preguntas “¿Qué me dejó ISPAC?” y “¿Por qué hice bien quedándome en ISPAC?” se responden esencialmente igual. Yo salí de ISPAC y me llevé algo que hoy, a distancia, sé con certeza que no hubiera obtenido de ninguna otra escuela: LA TEORÍA DE LOS VALORES Y VIRTUDES. De ISPAC aprendí y en la Universidad refrendé lo aprendido referente a que en nuestro medio de comunicación, el lenguaje, todo tiene un cuadro terminológico preciso, por eso se que el perro es perro y la mar es mar, por un mero convencionalismo social por virtud del cual el hombre como zoon politikon se ha puesto de acuerdo para vivir armoniosamente en sociedad definiendo todo lo definible. Pues bien, ISPAC me enseñó a entender esos cuadros terminológicos precisos, básicamente porque me enseñó a comunicarme, ya escribiendo, ya puliendo mi habla. ¿Qué tiene que ver eso con la teoría de los valores? Absolutamente todo. A diferencia del perro y el mar, sustantivos tangibles, los valores son lingüísticamente hablando sustantivos intangibles y por tanto mucho más complejos de aprenderse, aprehenderse y, en consecuencia, vivirse. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la libertad? ¿Qué es la prudencia?, etcétera. ¿Son conceptos morales indeterminados? Categóricamente ¡NO! A la justa medida de mi intelecto a lo largo de cada uno de los 15 años que estuve en ISPAC fueron inculcándome el contenido categórico de cada valor y virtud, en principio pragmáticamente, luego en una serie de adoctrinamiento, y finalmente puramente teórico. Con ello vino la ética, noble ciencia cada vez más en desuso que juzga la bondad o maldad de los actos a la luz de la razón. ¿La razón? ¿La racionalidad? ¿Lo razonable? ¿El racionalismo? Abismales diferencias teóricas entre cada término. Al final del día y sin abundar en términos, de lo anterior se desprende la más grande enseñanza que me pudo dar ISPAC: se es porque se está, y si se está, se debe saber estar, con la dignidad que ello implica, con la dignidad que conlleva el existir como ser humano, de suyo racional, es decir, con inteligencia y voluntad. Es por mi dignidad ontológica, el más precioso de todos los saberes conscientes que tengo que se que la vida es absoluta en todos sus términos, que soy libre no pasivamente (de los y de lo demás) sino que soy libre activamente (para los y para lo demás), que la prudencia es efectivamente la auriga de las virtudes, que la templanza es guía en medio de las concupiscencias, que ante la adversidad no cabe más que ser fuerte esperando el amanecer en la oscura noche, y, gracias a mi profesión de abogado, que ser justo es ante todo la garantía más grande que puede tener el prójimo ante mí, la tranquilidad de mi conciencia y mi salvoconducto ante Dios.


¿Dios? Es aquí donde también puedo esgrimir la más acabada de mis críticas contra ISPAC. Mi escuela es una escuela confesional de moral católica, y como tal los valores que profesa e inculca son evidentemente católicos y consecuentemente cerrada a cualquiera otra posible explicación que implique poner, si quiera en entredicho, la parafernalia que implica la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. Y aquí es donde se cierra el círculo de mi explicación. ¿Qué me llevó aquél día a una visita a las oficinas de Miss Cuqui? Mi franca y abierta oposición a la Iglesia, no a Dios. Ese es el segundo de los regalos de ISPAC hacia mi persona, que no se si hacia los demás también por regla general (tampoco se la voluntariedad del asunto, sólo que lo obtuve). Tengo espíritu crítico. Personalmente puedo decir que me gusta criticar, con todas sus letras, me apasiona devastar desde su punta más alta hasta la raíz más profunda todo aquello que no supera las barreras de la razón. Otra vez la razón aquí. La única excepción es Dios, pues va más allá de todo, incluso de la razón, y no se Le conoce desde la razón sino porque hay razón; historia distinta a la Iglesia que siendo humana es víctima de los arrebatos humanos… y en este momento me autocensuro. ¿Qué se necesita para criticar? Saber. ¿Qué se necesita para saber? Estudiar. ¿Qué más me enseñó ISPAC? A estudiar.
Si bien ISPAC es una escuela confesional de moral cristiana, lo cierto es que no hay ningún valor, principio o virtud que no enseñe la Iglesia Católica que no vaya de acuerdo con la dignidad humana, por tanto es evidentemente que mi queja no va en ese sentido, mi queja y malestar es franco y abierto en contra de la imagen impoluta, prístina y piadosa de la Institución universal más atroz que ha conocido la humanidad a lo largo de su existencia, siendo que por ella, Institución que no debería más que profesar con el ejemplo el profundo amor que Dios nos tiene,  se han alzado en fratricidas guerras movidas por las pasiones y arrebatos humanos. Esa es mi indignación, dar honor a lo que no lo merece. Ahora bien, tampoco estoy de acuerdo en la multiplicidad de arrebatos populares que buscan, a través de la denigración y maledicencia, imprimir un sello de deshonra en la Iglesia, no debe ser así, pues también, en atención a las bondades, que también son muchas, de la “esposa de Cristo”, no debe descubrírsele el velo a jaloneos de arrabal, debe ser sutil, pero con mano dura y a una sola estocada: con argumentos, con razón, tal y como ISPAC también me enseñó.     

El conocimiento abre todas las puertas de éste mundo, y además es virtuoso y apasionante. “Sabes que no sabes nada cuando sabes algo del profundo océano del conocimiento, y entonces te das cuenta que ni eso sabías” me dijeron en alguna ocasión y es totalmente cierto. Hay que saber para argumentar, argumentar sin saber es exponerse a la razón, y la razón humana si bien de inteligencia limitada y voluntad dispersa, es lo único que nos hace humanos y no simples animales; no poder superar la prueba de la razón es tanto como no argumentar sino más bien, y en el mejor de los casos, opinar, y de opiniones está lleno el foro: “yo creo que está bien el aborto”, “todos somos iguales”, “ya basta de injusticias”, “queremos un cambio”, y demás francas atrocidades del lenguaje y asaltos a la razón.
¿Siempre se tiene la verdad absoluta? ¡NO!, y ese es el problema, son pocas las verdades apodícticas que no suponen duda para nuestra razón, pero tan sólo mover algún hilo del entramado social y creamos conflictos axiológicos brutales que a la postre terminan por señalar igualdades entre lo que no es igual, dándole calidad de persona a lo que no es persona, o bien desvirtuando Instituciones sociales antiquísimas bajo argumentos como la evolución de la humanidad y la vida del hombre en sociedad. ¿Soluciones? Hay muchas teorías al respecto, pero eso no tema de estas originalmente breves líneas.
 
Luego, ISPAC me enseñó algo de la praxis y sobre todo la teoría de valores y virtudes que a su vez me hicieron consciente de mi condición humana y por tanto racional que despertó en mí un sentido crítico, dándole sentido a la idea del estudio y la gnoseología.

Un paréntesis obligado para acotar un punto. ISPAC no educa, instruye y enseña. La familia, la célula primigenia de la sociedad es la que educa. No duden que la debilidad en la familia es la que hace que permeé en el tejido social la podredumbre que no se pudo contener a tiempo en un núcleo cada vez más asfixiado por (adivinen ahora) la falta de valores y virtudes (esas que les escribí líneas arriba que viví en ISPAC). ¿Más síntomas? Una familia débil implica un Estado grande, que no forzosamente fuerte: “tanta sociedad como sea posible, tanto Estado como sea necesario”, dice en sus líneas fundacionales el Partido Acción Nacional; hoy la sociedad no es posible, y el Estado es una masa amorfa que aplasta lo que toca pues su entramado es tanto y tan despersonalizado que ayuda destruyendo en lugar de construyendo, pero en realidad poca culpa tiene el Estado, poca culpa tiene un gigante torpe que camina por un sendero de flores de cristal donde habría de haber rosales con espinas de acero. Una familia que no educa no es una familia.  

Y finalmente, gracias ISPAC por haber formado las bases cognoscitivas de éste que hoy escribe. Cualquier comentario quedo de ustedes.
FERNANDO JOSÉ BARRERA BAUMGARTEN

lunes, 5 de marzo de 2012

Ex-Alumno de la semana: Pablo Flores Zepeda



Mi nombre es Pablo E. Flores Zepeda, tengo 22 años de edad y soy de la generación ISPAC 2005-2008. Actualmente curso 6º semestre de la carrera de Ingeniería Química Administrativa en el Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey. El ISPAC me dio más de lo que puedo imaginar y esto a su vez, se ve reflejado día a día en las actividades que hago. El ISPAC es sinónimo de alegría, trabajo en equipo, compromiso, responsabilidad, ambición, pero sobre todo superación personal. Muchos se pudieron haber quejado de: ¿Por qué una obra de teatro? ¿Por qué hacer oratorias? ¿Para qué las tareas intensas? Esas respuestas solo las contesta la vida y el pasar del tiempo. El ISPAC no solo marcó mi persona, la transformó.


Hoy en día, a pesar de estudiar Ingeniería Química, llevo a cabo muchas actividades extracurriculares, las cuales me han ido abriendo puertas, y todo esto se debe a que el ISPAC desde pequeño me ayudó a llevar a cabo actividades que iban más allá de las actividades escolares. Desde que comencé la universidad me fui integrando en actividades de la carrera, actualmente, soy vicepresidente de la carrera de Ingeniería Química del Tecnológico de Monterrey y me encargo de la integración de más de 700 alumnos. También soy parte del Comité Organizador del XIII Congreso Internacional de Ingeniería Química, “Reacciona”, donde vendrán personas de distintas partes del mundo a hablarnos sobre proyectos relacionados con la carrera. Otra actividad que llevo a cabo, es ser tutor en línea de alumnos en un programa llamado Prepanet. Donde imparto el curso de informática a estudiantes de preparatoria.

No obstante a los valores y habilidades que el ISPAC te enseña, el amor a otros idiomas es lo que pocas personas ven. Hoy en día la búsqueda de trabajo es algo difícil, y solo las personas preparadas son los que obtienen los mejores trabajos, e idiomas es una llave para llegar a esas empresas que uno quiere. Esto no lo entendí hasta que llegue a monterrey, donde me di cuenta que solo contar con 2 idiomas no era suficiente, actualmente estudio otro idioma italiano, con el fin de poder llevar a cabo un intercambio en el Politécnico de Milán. Tanta actividad, puede llevar a una persona a caer y poner un lado las calificaciones, pero gracias a la carga que llevaba en ISPAC, he podido definir siempre prioridades y he podido salir adelante ante toda adversidad.

Actualmente estoy muy feliz con lo que hago, pero más aun soy cuando voltea uno hacia atrás, y se da cuenta que todo el tiempo invertido ha sido con un buen fin. Y no todo siempre tiene que ser trabajo y esfuerzo, también comprendí en el ISPAC que tiene que haber tiempo para vivir experiencias y recompensas. Gracias a todo mi trabajo invertido en la carrera me han ofrecido buenas ofertas de trabajo (A pesar de no estar graduado aún) en áreas de mi carrera y fuera de ellas, como en NEMAK, dentro del departamento de Gestión Ambiental o en Qualtia Alimentos, dentro del departamento de Empaquedotecnia. Por último quisiera agregar, que a pesar de que el ISPAC es una escuela pequeña, genera grandes amistades, por lo cual nos permite conocernos más entre la misma generación, así a pesar de encontrarme lejos de los demás, seguimos hablando o preguntándonos sobre cómo va nuestra vida. Y quien sabe, quizá algunos de nosotros terminemos generando algún negocio o proyecto, pero lo que sí es seguro, es que el ISPAC nos dio todo para cumplir cualquier meta y compromiso.